Tirar de un préstamo bancario para ayudar a pagar la compra de una vivienda ha dejado de ser una herramienta para convertirse en un freno, debido a la subida en los tipos de interés y en las cuotas hipotecarias.
En las agencias notan un parón de actividad. El sector advierte de que se alargará el tiempo medio de venta de un inmueble y de que se revalorizarán menos que en los últimos dos años
La subida de tipos está resultando ser un jarro de agua fría sobre el recalentado mercado de la vivienda. El encarecimiento del dinero afecta desde hace meses al precio de las hipotecas, pero su impacto se extiende también al resto del sector y se deja notar ya en la demanda de vivienda, las compraventas, los precios y, por extensión, al valor de los inmuebles.
Tras años en mínimos históricos, en el primer trimestre de 2022 se registró un incremento de los tipos en las hipotecas de 63 puntos básicos, la mayor subida semestral de todos los tiempos, según publicó ayer el Banco Central Europeo (BCE). En un artículo recogido en su Boletín Económico, el Eurobanco estima que un incremento de un punto porcentual en lo tipos de las hipotecas provoca un descenso del 5% de los precios de la vivienda tras dos años, así como una caída del 8% de la inversión inmobiliaria.
No obstante, si se tiene en cuenta una proyección no lineal, el impacto de esa subida de un punto porcentual se duplica. De forma que los precios de la vivienda podrían descender un 9% y la inversión caería un 15% en dos años.
Las conclusiones llaman la atención tras la escalada por el boom del ladrillo de la pandemia y a las puertas de una nueva subida de tipos por parte del BCE en su próxima reunión de octubre. «En el sector inmobiliario, esto significa hipotecas más caras y acceso más restrictivo a la financiación por parte tanto de hogares como de constructores», apunta Cristina Arias, directora del Servicio de Estudios de la tasadora Tinsa.
Doble de reclamaciones por hipotecas
«De esta forma, en los próximos meses podríamos esperar una moderación en demanda y oferta de vivienda, con efectos contrapuestos sobre los precios, y que en conjunto estimamos que desembocarían en una desaceleración de las tasas de crecimiento de los precios observadas en el segmento residencial durante el último año», añade Arias.
En España, las subidas de precios actuales están entre el 5% y el 7% y, aunque es difícil hacer una previsión generalizada por le heterogeneidad del mercado, Ferran Font, director de Estudios y portavoz del portal inmobiliario Pisos.com, concede que el año podría acabar por debajo del 5% de crecimiento.
«Las previsiones del valor de los inmuebles cambian. Hasta ahora crecían a un ritmo alto, sobre todo en las grandes capitales, pero es previsible que la reducción de la capacidad adquisitiva de los compradores y la desaceleración de las compraventas lo frenen en la segunda mitad del año. No es tanto que las viviendas vayan a devaluarse, sino que se revalorizarán menos», añade.
Esto afecta a la rentabilidad de quienes quieran vender su inmueble en los próximos meses. «Las previsiones indican que el precio del ladrillo seguirá desacelerando hacia fin de año, por tanto, es aconsejable que quien esté pensando en vender su piso no se demore demasiado en tomar la decisión«.
A pie de mercado, los cambios ya empiezan a notarse. Fuentes del sector aseguran que las oficinas y agencias inmobiliarias experimentan desde julio un parón en la generación de nuevas oportunidades de compraventas y negocio. «Hay un frenazo claro en el volumen de operaciones que se venía registrando hasta ahora», teniendo en cuenta la aceleración del primer semestre para adelantarse, precisamente, a la subida de tipos.
En los próximos meses se estima que se alargará el tiempo medio de venta de una propiedad y se acortará la brecha que existe actualmente entre el precio al que se publican las viviendas en los portales inmobiliarios y su precio final de venta. «Lo habitual es publicar la vivienda a un precio que posteriormente se baja entre un 5% y un 10% antes de cerrar la venta. Frente al encarecimiento de las hipotecas, los compradores estarán menos dispuestos a pagar sobreprecios. Por tanto, los vendedores se verán forzados a ajustar los valores desde el inicio para evitar que se demore, aún más, el tiempo de venta».
Fuente: www.elmundo.es